Palabras (5)
"¡Pues ahora, queridas hermanas, no vamos a defraudar las expectativas ni del cielo ni de la tierra cuando este año es precisamente, el año de renovación de nuestro amor, el año de la profundización de nuestra vida religiosa! Pidamos al Espíritu Santo, que lava las manchas del alma, ¡Irriga lo seco! ¡Sana las heridas! ¡Ablanda lo rígido! ¡Calienta lo frío! ¡Corrige al extraviado! Para que con su fuerza nos arranque de los vicios y de todo lo que se aleja de nuestro verdadero objetivo. Que Él, Dador de todos los dones, suavice nuestro corazón con su presencia y nos refunde en el calor de su amor en hijas valientes de la Iglesia, en heroínas del amor cristiano, en verdaderas Hermanas de la Misericordia."
(Madre Adalberta 2. 1. 1971)