Palabras (9)
Palabras de la Madre Adalberta a las magísters:
Es posible que ya se hayan dado cuenta, queridas hermanas magísters, que la tarea que la congregación os ha confiado es grande, exigente y de responsabilidad. Os aseguro que vuestro nombramiento no fue sólo una idea momentánea o una selección aleatoria entre varios nombres. Por supuesto que no. Esto fue precedido por una llamada al Espíritu Santo, pensado y considerado. La Congregación simplemente confía en vosotras, y ahora con confianza espera que pondréis todas las cualidades del alma y del corazón y desplegaréis todos vuestros esfuerzos, para que, a la luz de Dios, en su sabiduría y su poder, realicéis la buena obra para la Iglesia y el mundo.
Tenéis que mostrar la dirección a las jóvenes religiosas, llevarlas a la santidad.
Tenéis que hacer de las chicas de hoy, que deseen vivir el ideal de Cristo misericordioso, personalidades que, una y otra vez, vivan intensamente el evangelio, en el carisma borromeo y en la plenitud de la espiritualidad de las Hermanas de la Misericordia de San Carlos llegar a la eficacia del amor a la vida en la contemplación. Esto exige de parte de las magísters: gran diligencia, preparación minuciosa, más educación propia, mucho sacrificio, y sobre todo santidad de vida.
Por lo tanto, par la responsabilidad que tenemos ante Dios y ante la congregación, cada magíster debe utilizar todos los medios lícitos para que su formación influya toda su persona, lo espiritual, mental y físico, tanto la razón como el corazón.
Es necesario que la educación sea teórica y al mismo tiempo práctica. Porque tiene que llevar no solamente al cumplimiento formal sino también a la convicción interior, procedemos orgánicamente, desde los menores requisitos hasta los más exigentes, de lo fácil a lo complicado.
La magíster en este servicio es:
- paciente, pero consecuente;
- modesta pero firme.
- trata siempre con cariño, pero no confunde la bondad de la autoridad con la debilidad.
- alienta la cooperación activa y confiada de la propia formación.
- Utiliza las clases y las conversaciones personales para ayudar a desarrollar la personalidad humana y religiosa de cada individuo.
- Conduce a la responsabilidad personal,
- a la tomar decisiones adecuadas,
- a la buena utilización de la libertad,
- el uso correcto de la libertad.
- enseña a servir a los demás de manera conjunta
- cómo perfeccionar no sólo sus vidas sino también las vidas de toda la comunidad.
Conscientemente cultiva la lealtad a la Iglesia como un signo especial de las borromeas. El pensar como la Iglesia debe ser, y seguir siendo un elemento fundamental de las Hermanas de la Misericordia de San Carlos Borromeo como es ya desde el mismo comienzos
Es necesario que cada magíster tenga amor por su servicio. Su afición, su "hobby" tienen que ser las almas que le ha confiado Dios: candidatas, novicias, jóvenes.
Otra condición de la bendita suerte del servicio de las magísters es su unidad con la Hermana Superiora.
Seguimos hablando de renovación. Si nuestra comunidad está necesitada de renovación interna, pues, se trata de una renovación de amor y unidad.
Entonces ahora, la Hermana Superiora y la Hermana Magíster tienen que ser indicadoras del ideal en las relaciones entre las hermanas, lo mismo también ambas en relación con sus hermanas. El verdadero amor debe manifestarse con obras.
Madre Adalberta de Reuniones de trabajo con magísters, diciembre 1977