Pentecostés (2)
Si queremos encontrar a Dios en todas las cosas y en todos, si realmente queremos vivir nuestro carisma, la contemplación y el amor misericordioso, entregémonos completamente a la guía del Espíritu Santo. Él nos enseña todo. Él es nuestra esperanza, fuerza y alegría. Él es la antorcha encendida y la señal de alerta. Con Él ganamos todas las batallas. Con su contribución, y con el brillo de su respandor suena el himno de nuestra caridad con los tonos más puros y fortissimo.
Madre Adalberta en Pentecostés, 1978